La Salud es para la Sociedad (y la Macroeconomía) lo que el Circulante es para la Empresa
Bérgamo, el precio de no confinar a tiempo.
Una empresa puede tener una magnifica Cuenta Explotación y un fantástico Business Plan, pero sin circulante no tiene devenir (está muerta)
Es una forma muy simplista pero realista de evidenciar la dirección de la relación entre Salud y Economía.
Cambiar el orden de los factores cambia drásticamente y dramáticamente el resultado.
Hemos tenido ejemplos de esto, pero parece que la experiencia del vecino (Italia en este caso) poco o nada nos enseña.
En un momento donde la dureza de las consecuencias económicas y sociales de la pandemia nos hace dudar de la prevalencia de los criterios sanitarios sobre los económicos en los procesos de toma de decisión, pensamos si realmente sería posible la bonanza económica en un contexto de recurrente emergencia sanitaria.
Las garantías de paz y salud han sido condiciones sine qua non por el desarrollo humano y económico.
Y ahora llegará el comentario esperado:
“si no me muero de covid 19 me voy a morir de hambre”.
¿Cuanto más inmediatas, activables y controlables son las palancas de gestión monetarias y de solidaridad económica que la búsqueda de una solución médica?
Es nuestro deber gestionar lo que podemos controlar, mitigar el sufrimiento económico individual y sostener la economía, y buscar formas de control sobre lo que actualmente no controlamos, el control médico de las pandemias.
QUE NOS CUIDEN, y que nos cuidemos, LA SALUD, aunque no lo hagan por ética y humanismo, que lo hagan por razones económicas.